Friday, April 22, 2011

El País del Olvido. Segunda parte. Las campanas de la agonía.


Descubierto el velo del dolor, cada uno de los pasos monótonos se mezclaba con el danzar triste de la lluvia. Zapatos mojados, abrigos maltrechos. Escena impregnada de nebulosos recuerdos.

Cada día que pasaba, era un peso más de proyectos truncados y desesperanzas revividas. Era un trayecto recorrido pero a la vez olvidado. ¡Qué mayor pesadumbre que la perentoria imagen del pasado estancado!.

En esta ciudad había un lugar que concentraba la atención de todos sus malheridos habitantes. Cada tarde, en la hora en que el sol se despide y se dispone a marchar, suenan las campanas de la agonía. Es un sonido estridente, que cala hondo en los huesos. Basta con sentir este retumbar en los oídos para que los seres desesperanzados vuelvan su vista a la torre, hacia el depósito de la frustración.

Esta construcción, levantada en el acto de fundación del País del Olvido, recuerda a las personas la razón del exilio. Está encargada de proveer la realidad que se pierde entre las emociones escondidas del corazón herido. Nada más sentir su golpeteo incesante que espanta a las moribundas aves, todos sienten que su alma se remece. Deben apoyarse en cualquiera de las ruinas cercanas para no desfallecer.

El séquito de voluntades errantes rememora los tiempos en que todos se disgustaban ante aquél sonido. Algunos proferían insultos, otros lanzaban una lágrima de espanto. Ahora todo era distinto, nadie bombardeaba su mente con preguntas estériles, pues aquello sería condenarse a una tortura eterna.

Si bien parecían cadáveres que quemaban sus últimas pizcas de vida, mucho guardaban en su interior la resignada ilusión de volver a casa y enfrentar la amargura. Pero por hoy, sólo quedaba escuchar pasmados el alarido en sus tumbas.


Walter Schulz

Saturday, August 21, 2010

El País del Olvido. Primera parte. Cadáveres del Amor Negado.


En estas tierras se acumulan los desechos del querer, los restos de los amores no correspondidos que agonizan con la mirada vacía de amor y rebosante de ansiedad.

Es un país en el cual no hay gente en las calles. O mejor dicho si la hay, pero deambulan como seres inhóspitos en busca de una explicación…lo cual equivale a no vivir. A algunos se les ve arrojando piedras al mar contando cada una de las situaciones amargas, a otros se les observa sentado en las bancas de los parques con los ojos fijos en los árboles que lloran junto con ellos.

El plomo de las calles lo invade todo. No hay colores ni matices, la ciudad es un cúmulo de seres y vivencias deformes por el dolor, los que son envueltos por el pálido amanecer gris. ¡El mismo sol se contagió de esa opaca amargura!. Cada vez que el viento sopla en una dirección, se da cuenta que lo ha hecho en perjuicio de la otra, lo que implica que viva en un constante ir y venir que no tiene final, ¡parece un loco en busca de su anhelada estabilidad!.

No soportan el vacío de la tristeza cada una de las miradas que se entrecruzan en este gélido país. Por un momento, al sentirse observadas, creen que han renacido a la vida, pero es allí cuando se distraen y vuelven su andar agonizante bajo la llovizna.

Los animales rechazados por sus antiguas conquistas son esclavos de los humanos rechazados por sus antiguos amores. Ambos se complementan en su soledad y se consuelan mutuamente en el silencio eterno. Son seres desesperanzados, cadáveres del amor negado. Buscan compañía, afecto y calor, pero sólo encuentran una bofetada en el corazón y en su orgullo.

Son pocos los individuos que sobreviven a este exilio. El puerto por el cual salen los barcos de regreso a casa, parece un cementerio. No son más que dos los que logran zarpar para reencontrarse con el pasado. Los demás, yacen hundidos bajo el mar.


Walter Schulz

Sunday, February 21, 2010

El día comienza a morir



El juglar que constantemente irradiaba alegría, hoy era una sombra inmóvil. El ímpetu que lo caracterizaba, era un recuerdo lejano e inalcanzable. A ratos se le veía sentado en lo alto de un monte, maldiciendo al viento que se le cruzaba por delante. Sólo las aves que no entendían sus palabras, lo acompañaban.


EL DÍA COMIENZA A MORIR


El día comienza a morir

y la pequeña rosa

agita sus pétalos

al sentir el viento


Noche eterna, silenciosa

que abrazas la creación.

Manto negro que cobijas

la dulce flor en tu interior


Abraza mi alma

hasta los vírgenes cielos

del horizonte

Llévame a tu guarida y

sin miedo toma mi mano

hasta conducirme a los abismos


Nos toparemos con los mares,

las violentas olas harán rugir las rocas.

Se alzarán las llamas del infierno

burlándose de las brasas humeantes

que agonizan con la mirada perdida

en la lejana llanura cubierta de huesos


Allí contemplaré tu muerte, tu desgracia…


La fuerza del cosmos será insuficiente

para que puedas salir del encadenamiento.

Jamás volverás a sentir la lluvia

Ni el granizo maltratando tu mejilla.


Pero tú lo has querido, y a ti te vendrá..


Si la ira la pudieras contrarrestar, ya habrás

dejado pasar mucho tiempo desde que ésta

se ha instalado en mi ser, en compañía

de la amargura, antigua Reina del País

del Olvido.


Walter Schulz

Wednesday, October 07, 2009

El límite de la paciencia, la frontera de la cordura

“Del frenesí de la ilusión y el canto de la pasión, a la preocupación y humillación del que habla con dolor”.
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Nunca pensé que por medio de la desilusión y la rabia las cosas se pudieran aclarar. Yo mismo mantenía el discurso de que las decisiones o sentimientos importantes jamás hay que evaluarlos en la hora de los extremos, es decir, cuando estás o muy alegre o muy triste. Este discurso lo mantengo, sin perjuicio de que ahora admito que existen ciertas excepciones a la regla general.

Luego de intentar purgar el enojo por medio de la paciencia y la resignación, mi orgullo propio propuso irse a huelga de la mano del cansancio. Es así, aunque lo quiera negar y mi historia pretenda ir a desalojar a aquellos huelguistas que se han tomado mi corazón a punta de violentos golpes y alaridos.

El punto de desequilibrio, y por tanto el desvío de la virtud de la prudencia, radicó en la falta de amor propio, allí cuando ya te humillas más de lo necesario y tu dignidad clama por un poco más de atención. Yo le hacía la vista gorda, escapaba de los gritos. Hasta que llega el punto crítico, donde el más ínfimo descuido puede detonar la bomba acumulada por el tiempo.

Quizás su madurez (¡tan necesaria en nuestro tiempo!) aún no ha regresado de la estación de ferrocarriles y se quedó pegada mirando el andén del frente. Ese andén que lleva hacia otro camino, hacia un destino diverso antagónico del actual.

Mas ya no esperaré a que se encuentren. Me cansé, pasó la hora y es tiempo de volver a la realidad. Si no se la jugó lo suficiente, ¿por qué debo seguir pensando en lo que pudo ser y ya no será?.

Decidido, mirándola con indiferencia, doy media vuelta y mis pasos se alejan en la dirección opuesta. Comienza una nueva historia sin ella.
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Walter Schulz.

Saturday, September 05, 2009

Sinfonía triste. Parte III. Peregrinar hacia la patria del despido


Caídos los destellos de la luz, la noche lentamente se convertía en ama y señora de la creación. Un nuevo día comenzaría después, pero yo aproveché de lanzar al aire el mensaje oscuro que presionaba por salir.

PEREGRINAR HACIA LA PATRIA DEL DESPIDO

En mi corazón dormita un sentimiento
ahogado en el canto de la incertidumbre,
mientras lucha por su vida, se desvanece
la esencia de su ser: comienza el peregrinar
hacia la patria del despido.

Si el tiempo es capaz de curar las heridas
producidas por la injusticia del recto sentir,
¿no será que se engaña utilizando palabras
vacías e imposibles de reproducir?.

La crueldad del recuerdo común se expande
hasta conquistar la lejana tierra del pasado,
allí donde florecían los besos cansados,
allí donde los árboles se adornaban de encanto.

Las llamas de la visión de futuro se han convertido
en blancas cenizas que miran desoladas la muerte
que se aproxima. Es el vómito del fuego incesante
del cual fuimos parte.

Mas ahora mírame a los ojos
como siempre lo hiciste.
Notarás la fatiga reinante al actuar
fingirás una estrella caída en la mar.

Si arriesgar el último aliento me diera certeza
de volver a los tiempos de antaño...

¡Cuán fácil sería dar muerte a los miedos
disfrazados de engaño!


Walter Schulz

Monday, July 20, 2009

Sinfonía triste. Parte II. La Dama de blanco


SINFONÍA TRISTE. PARTE II
LA DAMA DE BLANCO

Ya me he cansado de mirar los destellos tenues de la Luna. Son como una cascada de momentos alegres junto a las emociones propias de un estado de agobio. Y el problema es que a la vez me considero el mejor de los amantes de la Dama de blanco.

Podrá ser un problema que han vivido todos los hombres, podrá ser un problema propio de mi persona. Lo único que tengo claro es que su pasividad y perfecta claridad refleja lo mejor que puede llegar a ser una Dama consecuente con lo que siente su corazón: un cáliz de pureza y armonía.


LA DAMA DE BLANCO

Blancura imponente,
dulzura celestial.
La Dama en su vestido,
la novia en su ansiedad

Señorita de virtudes
de alegría y seriedad.
Mariposa de colores,
mujer suave y virginal

Misteriosa y frente en alto
hoy te dignas en mirar
a este pobre desdichado
que te ama sin cesar.

Gracias por acompañarnos a lo largo de la historia. Has sido la fuente de las mayores obras que los hombres pueden hacer. Así y todo, no siento celos de ellos, pues aunque se esfuercen, nadie conseguirá producir lo que yo tengo en mi corazón: una ardiente pasión que se regocija cada vez que el sol baja la persiana y sales tú, sonriente, imponente, preciosa.

Walter Schulz

Thursday, May 14, 2009

Un caminar triste por los pasadizos


UN CAMINAR TRISTE POR LOS PASADIZOS

Cada mañana es un nuevo desafío
un levantarse con los ojos caídos
un caminar triste por los pasadizos

Los pasadizos de tu ausencia,
de tu sonrisa lúgubre.
Mi alma se marchita por dentro
y grita sin que el viento la escuche

En la hora de mi muerte llegará
el momento de enfrentar mi propio juicio:
todo lo que no te di, todo lo que dejé
acumulado en mis sentimientos.

Es la inconsistencia del sentir
lo que me decepcionó.
La oportunidad se esfumó,
se vistió con el traje del despido.

La sangre fluye por mis manos
fascinándose al verme sufrir.
Se excita al sentir que mi corazón
a ratos se detiene por la angustia.

Y así continúa la vida,
a pasos sollozantes,
al ritmo de un funeral
mientras el muerto
se retuerce en su tormento.

Ahora es mejor seguir escondido
escuchando los truenos del amor dormido.
Es la solución parcial del hombre que soñó
y ahora vive muerto en la desolación

Nada más triste hay en la vida que la despedida de dos mitades que creían formar un ideal común. La congoja se apodera de los latidos del corazón mientras la razón se cae a pedazos mirando las fotos del pasado.

Un momento gris, una nube agria. Sucesos inesperados que llegan en la hora menos indicada: cuando descubro otra sonrisa, otro amor que lentamente gobierna partes de mi ser. ¡La historia es un círculo!.

Aunque en mi defensa puedo decir que ahora la experiencia es mi mejor amiga. Hoy la tengo convidada a la hora del té.


Walter Schulz